El fuego proporciona energía, dinamismo y concentración a la vida. Las personas en las que predomina este elemento son enérgicas y decididas; les encantan los desafíos y disfrutan esforzándose más allá de sus límites. No tienen miedo de ser vistos y se dedican con entusiasmo a diversas tareas. Son ambiciosos, exigentes y muy productivos. Tienden a mantener a los demás a distancia. Sus puntos fuertes incluyen una sana confianza en sí mismos, el pensamiento estratégico y la capacidad de causar una buena impresión. El fuego está asociado con el estrés y la emoción. Si este elemento se vuelve excesivo en una persona, puede convertirse en una pareja impulsiva, en un líder intransigente o en un rival ferozmente competitivo.
Ambicioso y dominante
Orientado a objetivos
Enérgico y decidido
Seguro de sí mismo
Asertivo
Competitivo
Impulsivo
Los individuos en los que predomina el fuego se destacan por su naturaleza intensa y asertiva. Cautivan a través de sus conversaciones y a menudo están a la vanguardia en las discusiones grupales, afirmando sus puntos de vista incluso en contra de la opinión popular. Su pasión puede hacerlos persuasivos, pero también significa que hablan más de lo que escuchan, lo que en ocasiones lleva a confrontaciones. Este estilo directo a veces puede crear fricciones con los demás. En las relaciones anhelan la intensidad y las interacciones dinámicas, asumiendo roles dominantes. Su tendencia a ser competitivos, incluso en entornos íntimos, combinada con su renuencia a comprometerse, puede tensar sus lazos. Además, aunque creen en su autoconciencia, luchan por aceptar las críticas y aprender de ellas, a menudo interpretándolas como ataques personales.
Las personas en las cuales predomina el fuego se sienten atraídas por roles en los que pueden liderar y brillar. Son ambiciosos y comprometidos, aceptan fácilmente los desafíos y toman decisiones rápidas, especialmente bajo presión. Su entusiasmo es contagioso el cual impulsa y motiva a quienes los rodean. Sin embargo, su fuerte competitividad puede poner a prueba la dinámica del equipo, ya que suelen priorizar los logros individuales por encima de los resultados colectivos. Se fijan estándares altos y esperan lo mismo de los demás, y a menudo pasan por alto y no aprecian los rendimientos superiores a la media. Su profunda inmersión en las tareas puede estar al borde de la adicción al trabajo y, a veces, hasta dejar de lado las necesidades personales y de equipo. Forman opiniones con rapidez, lo que a veces puede alejarlos de perspectivas alternativas.
Las personas en las cuales predomina el fuego prosperan en entornos en los que pueden sobresalir y superar a los demás. Se sienten atraídos por grandes proyectos y desafíos, especialmente cuando otros podrían haber fracasado. Su motivación se basa más en visiones ambiciosas de éxito futuro que en las realidades actuales. Valoran los sueños coloridos y las metas ambiciosas, ya que su confianza en sus habilidades únicas es inquebrantable. El prestigio y la capacidad de destacar o inspirar son vitales para ellos. Motivados por su propio impulso ardiente, tienen la habilidad de despertar el entusiasmo en los demás. Sin embargo, luchan con la rutina, el progreso lento y las situaciones carentes de desafíos. Su inmensa confianza en sí mismos a veces los lleva a emprender esfuerzos arriesgados, creyendo que son invencibles. Esto, combinado con su incesante búsqueda de la excelencia, que a menudo deja de lado sus propias necesidades y las de los demás, los hace propensos al agotamiento, especialmente cuando se enfrentan a contratiempos.
Las personas en las que predomina el fuego, consideran que los conflictos son naturales y a menudo beneficiosos ya que suelen brindar oportunidades para aclarar sus puntos de vista. En lugar de evitar los desacuerdos, los abordan de frente, creyendo que la confrontación abierta aclara las cosas y fomenta la comprensión. Su franqueza en estas situaciones los describe como transparentes y confiables. Junto con su capacidad para manejar el estrés y su inclinación por la gestión de crisis, son propensos a enfrentarse a situaciones de alta presión en las que otros podrían fallar. Sin embargo, su resiliencia ante el estrés a veces puede hacer que no se den cuenta de las presiones que otros pueden sentir. Un fuerte sentido de territorialidad significa que vigilan atentamente los límites personales, y pueden irritarse cuando se enfrentan a un progreso lento o tienen que explicar sus puntos de vista claros. Su rápido paso a una confrontación abierta puede, en ocasiones, obstaculizar la resolución constructiva, y su franqueza alimentada por emociones intensas, puede herir inadvertidamente a los demás.

El aire simboliza la ligereza, el optimismo y la adaptabilidad. Las personas aireadas son comunicativas, curiosas y valoran la diversidad en el trabajo. Sin embargo, el exceso puede llevar al caos, lo que los hace poco confiables y descuidados.

El fuego significa energía, dinamismo y concentración. Dominan a las personas motivadas, aceptan los desafíos y son ambiciosas. Sin embargo, la sobreabundancia puede hacerlos impulsivos, intransigentes y demasiado competitivos.

La tierra representa la estabilidad y el orden. Las personas que dominan la Tierra son prácticas, sistemáticas y valoradas por su tranquilidad. El énfasis excesivo puede provocar rigidez, quisquillosidad y desapego emocional.

El agua significa sensibilidad y cuidado. Dominan a las personas empáticas, y sobresalen en las funciones de comunicación y crianza. El exceso puede provocar hipersensibilidad, melancolía e introspección excesiva.