El agua es un elemento que representa la sensibilidad y el cuidado. Las personas en las que predomina este elemento experimentan profundamente el arte, la literatura y la naturaleza. Tienen una capacidad única para escuchar a los demás y son excepcionalmente perceptivos y afectuosos en las relaciones interpersonales. Estas son las razones por las que a menudo buscan la satisfacción en campos donde pueden comunicarse con las personas, cuidarlas y ayudarlas. El agua se caracteriza por la paciencia y un alto grado de empatía y tolerancia. Sin embargo, si el alma de una persona inunda demasiada agua, ésta puede volverse demasiado sensible, sumergirse en una contemplación melancólica, enredarse en las redes del pasado y retirarse del mundo sumido en una reflexión y un dolor sin límites.
Empático
Diplomático y discreto
Orientado a las relaciones
Paciente y tolerante
Considerado
Sensible
Integrativo
Las personas en las que predomina el agua son intrínsecamente empáticas y enfatizan la profundidad emocional en sus interacciones. Se destacan como oyentes y a menudo se convierten en confidentes para las personas cercanas a ellos. Con una forma naturalmente amable y diplomática de comunicarse, pueden afrontar conversaciones desafiantes sin causar daño. Al priorizar la riqueza de unas pocas relaciones profundas sobre muchas superficiales, aprecian la armonía, la confianza y el entendimiento mutuo. Para ellos, mantener el equilibrio y el respeto compartido en las conexiones es más importante que mantener una posición dominante.
Las personas en las que predomina el agua se destacan en las funciones de apoyo y priorizan la armonía en el lugar de trabajo. Prefieren la colaboración sobre la competencia y a menudo evitan situaciones de alta tensión. Si bien valoran las opiniones de los demás, en ocasiones esto puede dificultar la toma rápida de decisiones. Por lo general, son reservados en las discusiones, por lo que sus puntos de vista suelen pasarse por alto. Su compromiso está influenciado por su estado emocional y, aunque no buscan el reconocimiento, lo aprecian. Un ambiente de trabajo tenso puede afectar en gran medida a su motivación.
Las personas en las que predomina el agua están profundamente motivadas por roles y tareas que benefician a otros o tienen un impacto significativo en la sociedad. El aprecio y el reconocimiento personal, especialmente por parte de sus seres queridos o de autoridades respetadas, los impulsan más que los elogios públicos. Valoran la colaboración y a menudo restan importancia a sus contribuciones individuales. Si bien buscan halagos o cumplidos, son sensibles a las críticas directas o duras. Las situaciones que se centran únicamente en resultados tangibles pueden desmotivarlos, al igual que los conflictos relacionales o los cambios repentinos y poco claros. A veces corren el riesgo de agotar su energía al priorizar las necesidades de los demás por encima de las suyas propias.
Las personas en las que predomina el agua se destacan en la detección y la gestión de posibles conflictos debido a su sensibilidad emocional. A menudo actúan con diplomacia, valorando la armonía y la comprensión. Sin embargo, esta sensibilidad puede hacer que sean propensos a evitar las confrontaciones, lo que podría dejar los problemas sin resolver. Su miedo a dañar las relaciones puede provocar una comunicación indirecta y provocar malentendidos. Cuando se ven envueltos en un conflicto, sus emociones pueden nublar el juicio. Las disputas del pasado pueden persistir e influir en sus perspectivas e interacciones futuras, especialmente en contextos nuevos.

El aire simboliza la ligereza, el optimismo y la adaptabilidad. Las personas aireadas son comunicativas, curiosas y valoran la diversidad en el trabajo. Sin embargo, el exceso puede llevar al caos, lo que los hace poco confiables y descuidados.

El fuego significa energía, dinamismo y concentración. Dominan a las personas motivadas, aceptan los desafíos y son ambiciosas. Sin embargo, la sobreabundancia puede hacerlos impulsivos, intransigentes y demasiado competitivos.

La tierra representa la estabilidad y el orden. Las personas que dominan la Tierra son prácticas, sistemáticas y valoradas por su tranquilidad. El énfasis excesivo puede provocar rigidez, quisquillosidad y desapego emocional.

El agua significa sensibilidad y cuidado. Dominan a las personas empáticas, y sobresalen en las funciones de comunicación y crianza. El exceso puede provocar hipersensibilidad, melancolía e introspección excesiva.